Casa

Últimamente dejo de pensar en la casa que me gustaría vivir. Cada vez cuesta más. A veces es un mundo lejano hecho espejismo, otras parece una casa de juguete como las que nos hacía mi padre a mi hermana y a mí con el cartón de leche que nunca le faltaba el reloj pintado en su decoración. Una promesa dicha que algún día ahí estaría. «Una generación perdida e infantilizada».

Últimamente me fijo en mis manos. Cómo le han pasado los años en sus marcas y todo lo que hemos construido en bloques. A veces suspiro en la pausa: nunca es suficiente. Y una voz me persigue juzgándome, volcándose en hormigón y solidificándose sin que haya podido elegir en qué forma.

Me temo que la casa ha empezado a construirse sin que me haya dado tiempo a ponerle una puerta.

Violeta

La niña roba y mastica
la fruta de los árboles partidos,
lejos de las antorchas encendidas de la finca.
Sueña con ser árbol
y que una semilla le haga despertar raíces,
para tener en mayo flores violetas.
El árbol sueña con ser niña
y una lluvia le conceda renacer en útero,
para vestir de violeta y cazar libélulas.

La chica de las trenzas azules

Pasan las horas sin que te des cuenta amontonando esa montaña de libros y lista de anotaciones en el móvil que te recomendó un amigo o conocido de la que suspiras que algún día. Pero… ¿Sabes lo que le ocurrió a La chica de las trenzas azules?

Todo comenzó una mañana de abril en un pequeño barrio insignificante del mundo y con el gato más rebelde del mundo.

La chica de las trenzas azules salió a comprar un regalo para una amiga. Había dejado una torre de libros para leer en su escritorio: dos por la mitad en el salón y tres poemarios en el baño. Su gato se escapó detrás de ella para dar un paseo por la ciudad. Odiaba cuando su dueña le daba órdenes. Cuando iba a entrar en una tienda de bolsos, descubrió a su gato y le riñó diciéndole que volviese a casa.

Entonces el gato maulló y corrió hacia una librería de la esquina

Enojada, fue tras él entrando en la librería donde había huido. El dependiente, sumergido en un manual de aviones, asomó su cabeza bajando sus gafas en saludo a La chica de las trenzas azules. Una vez agachada su mirada, ella siguió el rastro de su gato. Decía su nombre en vano por los rincones hasta que lo encontró de un salto en una pila de libros. Ojeó uno de ellos que no tenía título, solo un envoltorio floral muy fino. Decidió llevárselo junto a otros tres que encontró iguales, sintiendo la llamada de desvelar los mundos que encerraban. Justo en el momento de pagar en el mostrador, también vio algo más para llevarse: la saga fantástica en las que se basó las películas favoritas de su amiga. Era el regalo perfecto.

Llegó a su habitación construyendo otra torre de libros: fuertes guardianes que custodian con fieles ideales cada uno de sus frentes con su historia… ¡Pero La chica de las trenzas azules es demasiado inquieta para permanecer cautiva en la misma torre!

En el día del cumpleaños de su amiga, observó cómo uno de los envoltorios de regalo de un familiar desvelaba la colección de la misma saga que le había comprado ella. De repente, salió corriendo a la joyería más próxima y compró un colgante de amatista. Disimulando su ausencia, entregó con una sonrisa el regalo a su amiga, aceptando que tendría que devolver los libros al día siguiente. Pero ese día no llegó. La saga había establecido su reino con bandera en la esquina derecha del salón junto a la lámpara japonesa.

Pasaron tres semanas y más libros iban llegando a su casa de viajes, regalos y compras. Hasta que un día llegó y sacó de la bolsa miles de libros que terminaron por cubrir la casa. La chica de trenzas azules había quedado atrapada sin saber cómo salir de un laberinto que había formado. Perdió la noción del tiempo.

Respiró lentamente. Allí, escuchando su propio latir, tuvo que construirse su propio hilo como aquella de la mitología griega, Ariadna, para abrirse paso. Tejida su alma de nuevo.

Guiada pudo llegar a ver pequeñas luces de libertad y agridulce realidad. Su gato la esperaba en la puerta brincando de alegría.

Desde entonces, cada travesía que hace al laberinto, coge su propio hilo para encontrar el camino… ¿Y tú?

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Gris

«Gris» es un videojuego desarrollado por el estudio independiente español Nomada Studio y publicado por Devolver Digital que logra envolverte en su atmósfera con el maravilloso arte de Conrad Roset, sintiéndote frágil ante un recorrido de etapas de duelo e introspección. Partiendo desde el blanco, el progreso de sus pinceladas de colores va construyendo nuestro relato interior.

Sus escenarios están llenos de elementos minimalistas y sutiles que nos acompañan a través de edificaciones en ruinas, la naturaleza o el universo. También de la delicadeza de criaturas extrañas que nos ayudan en el viaje para abrirnos camino, ya sea derribando suelos o rompiendo ramas. Siento una metáfora del apoyo emocional que a veces necesitamos de los demás para superar nuestros estados y adversidades.

Poco a poco se va dando visión a una realidad difuminada llenándola de sentido. Es por eso que dicen que según se desarrolla la historia, nuestra protagonista madura emocionalmente y ve su mundo de un modo diferente, lo que revela nuevos caminos para explorar usando sus nuevas habilidades en los escenarios de plataformas.

Su música consigue fundirnos en la historia de forma inmejorable gracias a la labor de la banda barcelonesa Berlinist («soñar con música y hacer música para soñar»). Y es que pasa por sus diferentes etapas siendo melodiosa como el canto mágico de la introducción o agitada con sus instrumentos como el vendaval que empuja a nuestra protagonista en el desierto de molinos de viento.

Un elemento que tiene el videojuego es que no puedes morir; siempre tienes la posibilidad de volver a ascender por los escenarios tras una regresión. Así muestra su propia filosofía en comparación con otros títulos de jugabilidad similar como «Inside» o «Limbo».

«Gris» está lleno de detalles artísticos exquisitos, evocadores de sueños, que hacen penetrar su sentimiento dejando huella en este viaje.

Gris

Florence

«And you understand with every seed
you sow you make this cold world beautiful?»

Estas palabras de Florence. Pertenecen a una canción que dedicó a Patti Smith, su estrella del Norte, llamada “Patricia”.

Ella es su motivación para creer que el mundo puede ser mejor, con más amor y libre de miedos.

Y mientras Florence piensa en Patti, bebe café y compone sus letras, yo escucho la música de Florence en mi habitación y escribo pensando en ella. Cuando llego cansada del trabajo, estoy triste, o me llena por dentro un líquido negro de ahogo, pongo uno de sus discos en el reproductor de música y ella consuela con su voz todo desaliento, como ella fue una vez consolada. ¿Cómo se pueden abrir tanto las puertas al alma? Y el mundo se vuelve algo más maravilloso. Pensar(nos). Pens(arte).

Un poema que tengo guardado y este escrito son frutos de esta cadena de mujeres que han dado y recibido. Que se han entregado. Que han nos han inspirado.

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De tu ventana a la mía

Hace tiempo vi una película de Paula Ortiz que se titulaba «De tu ventana a la mía» que me marcó. La vi con una sensación de que se estaba contando una verdad profunda en sus fotogramas. Coraje, belleza y fuerza. Tres historias de mujeres que se tejen con el viento.

Escenas como la de Leticia Dolera, en el papel de la frágil y protegida Violeta, cortándose el pelo en un punto clave de la película hizo que me atravesase un trocito de cristal encogiéndose el alma. O el personaje contra su enfermedad y el paso de los años de las cosas nunca vividas de Luisa Gavasa es un reflejo donde asomarse.

Su música aún resuena en mí, «Yo vengo a ofrecer mi corazón», y luego pienso qué increíble es el cine de Paula Ortiz y necesario seguir dándole voz. Aún hay muchas ventanas por abrir… ¿Quién dijo que todo está perdido?

«Y uniré las puntas de un mismo lazo,
Y me iré tranquila, me iré despacio,
Y te daré todo, y me darás algo,
Algo que me alivie un poco más.»

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Cuentos de hadas

Recuperar cuentos y figuras de escritoras en la sombra como la Condesa de Ségur por otra mujer, mi madre. A su vez, por su madre, mi abuela, le llegó este libro. Pero mi hermana y yo sólo conocíamos desde pequeñas la historia que nos contaba mi madre con sus palabras del cuento de Osezno.

Margarita, una bella joven que vivía en el campo, por pegar a un sapo que se comía su pastel, fue hechizada por una bruja a que el hijo que tendría estaría cubierto de pelos como el del un oso. Así tuvo a Osezno, que ella crió junto a una criada porque su padre, el príncipe Picaflor (por supuesto), no podía presentarlo al reino como su heredero. Sin embargo el hada de generoso corazón, representada por una alondra, la consoló con que el hechizo podría romperse cuando Osezno encontrase el amor de alguien y cambiase su piel, dándole una caja hasta que ese día llegase.

A los pocos años, Osezno encontró a una niña que se había perdido en el bosque llamada Violeta, a la que acogieron en su hogar y fueron creciendo juntos en la granja. Varios capítulos en el libros narran sus aventuras con la ayuda de la alondra y objetos mágicos para combatir la maldad de la bruja que los acecha. Así como el despertar de los sentimientos de ambos personajes.

Han pasado muchos años desde que le pedíamos a mi madre una y otra vez Osezno, ese cuento que nadie conocía y que parecía a veces que se lo había imaginado ella misma. Ahora he podido tener la ocasión de leerlo cuando fue encontrado en casa de mi abuela, escondido detrás de otros libros en la estantería, tocarlo y sentirlo. Aunque faltan bastantes hojas del principio, mis recuerdos de su voz narrando y entonando los diálogos complementa con su hilo ese vacío.

Hay más cuentos en el libro, pero ninguno me dijo como la historia de Osezno. Tenía razón.

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Los cuentos de Rule of Rose

Empecé a escribir desde el día en que una de las primeras guías de terror de videojuegos que me leí de niña me dejó absorbida y fue cuando comencé a crear mi propia historia de terror. Así que no tuve mi comienzo en los libros, y debo mucha de mi influencia a los videojuegos (cuántas guías empecé a comprarme de juegos a los que tan siquiera iba a jugar sólo para sumergirme en la historia).

Hoy os quiero hablar de los cuentos que aparecen en el videojuego Rule of Rose, lanzado para PlayStation 2 del género survival horror. Lo conocí fascinada por su estética cuando iba a mi antiguo videoclup Odisea a ver qué película o videojuego sacada ese día especial de la semana.

El juego está ubicado en la época de 1930 y gira alrededor de una joven de 19 años llamada Jennifer, quien queda atrapada en un mundo gobernado por niños y adultos poco racionales donde los cuentos serán la guía para salir de la oscuridad que la acecha. Además, tendrá que recuperar en la travesía de la historia sus recuerdos perdidos, junto a Brown, su compañero canino.

Los cuentos van iniciando cada capítulo de la historia, guardando su significado y metáforas con los personajes y sentimientos con un personal, áspero y a la vez delicado estilo.

Vemos desde cuentos que rinden homenaje a los clásicos como Cenicienta, en “La princesa harapienta” (“Cósete un vestido gris ceniza y vete al baile con tus hermanastras”), a otros macabros con animales como “Las hermanas cabras” o “El pájaro de la felicidad” con moralejas extraídas al final del capítulo.

Recomiendo mucho adentrarse en esta obra maestra y vivir su compleja historia, reconstruirla, donde la atmósfera creada por su música no te dejará indiferente, casi toda tocada con instrumentos de cuerda (compuestas por Yutaka Minobe).

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AURORA, el empoderamiento tras la llamada de la Naturaleza

Una de las sensaciones que te puede trasmitir escuchar la música de Aurora Aksnes (AURORA) es la de adentrarte en un bosque y ser guiado por la magia de su voz. A veces puedes volar y observar la gran profundidad de campo que se despliega ante ti, y otras sumergirte en un mar envuelto con cantos de sirena. Lo que sí es común a todos estos viajes es que consiguen atraparte en lo más profundo de tu ser mientras esta magia hila el camino.

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AURORA nació en Noruega en 1996 y ya desde una temprana edad mostraba habitar en un mundo de fantasía, creciendo en un hogar cercano al bosque en Høle con sus padres y dos hermanas. Aquí se inició su vínculo con la naturaleza, el canto y su peculiar forma de vestir con ropa antigua. Pero el lugar que marcaría su inspiración sería su nuevo hogar en las boscosas montañas de Os, cerca de Bergen. A los nueve años empezó a componer, tras encontrar un piano eléctrico en el ático de su casa. Fue su madre la que la apoyó para que expresase sus canciones porque creía que tenía el poder de ayudar a los demás. La casualidad hizo que la descubriese un representante de la agencia de artistas Made Management tras ver su vídeo, colgado en Internet por sus compañeros de clase, de un acto musical celebrado en su colegio local. Este suceso fue el factor desencadenante de su recorrido musical hacia los medios.

Su primer álbum, All My Demons Greeting Me as a Friend, fue lanzado el 11 de marzo de 2016 por Decca Records. La atmósfera que lo rodea se deja sentir desde el primer instante en su exquisito diseño, gracias al arte de Jane Long y el fotógrafo Bent René Synnevåg, donde AURORA reúne su pasión por las mariposas, las polillas, objetos antiguos, animales y más elementos de la naturaleza. Todo cargado de un estilo oscuro y vintage.

Entre sus composiciones encontramos letras que expresan la confianza de quererse a una misma como es, con todas las diferencias que nos hacen especiales. Así alza su tema “Warrior”, donde crearía un sentimiento identitario en sus seguidores llamándose warriors and weirdos (guerreros y raros). Guerreros pero a la vez frágiles como niños para ver y sentir el mundo a través de los ojos de la inocencia, como expresa en el tema “Through the eyes of the child”. Aquí destaca la importancia de no perder al niño que llevamos dentro para no perdernos en la dureza del mundo.

La añoranza del hogar, el tiempo y la naturaleza están en su mítico “Runaway”. Con su canto y en su videoclip logra evocarnos la sensación de escaparnos hacia ese lugar suave donde caer. Donde nos sentimos reconfortados.

Necesitamos más silencio en este mundo porque hay demasiado ruido. Me gusta que la gente sienta cosas a través de mis canciones, generar emociones; y el silencio es parte de eso. Hago música para la gente que está sola o es tímida, para los que no saben cómo hablar sobre las emociones… esa gente es una gran inspiración para mí.

Memorables fragmentos de la escritora Clarissa Pinkola Estés, con Mujeres que corren con los lobos, salen con AURORA en su misma filosofía cual criatura fuerte y veloz en su salto “Running with the wolves” hacia una naturaleza que se descubre salvaje y poderosa, y que es para ella un espejo donde mirarse y encontrar su fuerza como mujer.

Ser fuerte no significa ejercitar los músculos o la flexión. Significa encontrarse con lo luminoso de uno sin huir, viviendo activamente con la naturaleza salvaje de una manera propia. Implica ser capaz de aprender, ser capaz de sostener lo que sabemos. Significa sostenerse y vivir.
—Clarissa Pinkola Estés, “Mujeres que corren con los lobos”

Una vía de escape hacia la naturaleza que nos acoge con sus hojas y ramas se transmite en los sonidos que ha decidido recoger AURORA para incluirlos en el disco, grabados directamente de la naturaleza: como el de ella misma abrazando árboles. Entre otros encontramos también sonidos de la lluvia o del océano. Así nos entrega su forma de sentir las cosas.

Pero si hay algo que a muchos ha conseguido marcar, son sus actuaciones en el escenario con sus ojos abiertos en revelación e idiosincrático movimiento de manos. AURORA rompe sus barreras para llevar al público al público a una completa catarsis.

En 2018 vio la luz su segundo álbum Infections Of A Different Kind. Aparte de continuar con las líneas del primero, incorpora una exploración sexual y un mayor compromiso con la lucha social. AURORA manifiesta la libertad de su cuerpo por mantener el vello de sus axilas, defender la apariencia natural de las mujeres y su ideal contra las formas de sexualizar en su cosificación la desnudez humana. Su himno de empoderamiento fue el tema “Queendom”, dirigido su videoclip por King Burza, donde abre sus puertas a todo tipo de amor en una gran fiesta de besos.

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