Cuentos de hadas

Recuperar cuentos y figuras de escritoras en la sombra como la Condesa de Ségur por otra mujer, mi madre. A su vez, por su madre, mi abuela, le llegó este libro. Pero mi hermana y yo sólo conocíamos desde pequeñas la historia que nos contaba mi madre con sus palabras del cuento de Osezno.

Margarita, una bella joven que vivía en el campo, por pegar a un sapo que se comía su pastel, fue hechizada por una bruja a que el hijo que tendría estaría cubierto de pelos como el del un oso. Así tuvo a Osezno, que ella crió junto a una criada porque su padre, el príncipe Picaflor (por supuesto), no podía presentarlo al reino como su heredero. Sin embargo el hada de generoso corazón, representada por una alondra, la consoló con que el hechizo podría romperse cuando Osezno encontrase el amor de alguien y cambiase su piel, dándole una caja hasta que ese día llegase.

A los pocos años, Osezno encontró a una niña que se había perdido en el bosque llamada Violeta, a la que acogieron en su hogar y fueron creciendo juntos en la granja. Varios capítulos en el libros narran sus aventuras con la ayuda de la alondra y objetos mágicos para combatir la maldad de la bruja que los acecha. Así como el despertar de los sentimientos de ambos personajes.

Han pasado muchos años desde que le pedíamos a mi madre una y otra vez Osezno, ese cuento que nadie conocía y que parecía a veces que se lo había imaginado ella misma. Ahora he podido tener la ocasión de leerlo cuando fue encontrado en casa de mi abuela, escondido detrás de otros libros en la estantería, tocarlo y sentirlo. Aunque faltan bastantes hojas del principio, mis recuerdos de su voz narrando y entonando los diálogos complementa con su hilo ese vacío.

Hay más cuentos en el libro, pero ninguno me dijo como la historia de Osezno. Tenía razón.

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